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Pablo Morillo (1775-1837): la némesis de Bolívar

Por: Eduardo De Mesa

Pablo Morillo fue el comandante español más temido de las guerras que llevaron a la independencia de la América española. Nacido en una familia campesina del pueblo zamorano de Fuenteseca, se alistó en la Infantería de Marina. Estuvo presente como sargento en las dos grandes batallas del Cabo de San Vicente y Trafalgar, donde cayó herido y prisionero de los ingleses. Liberado, se alistó de nuevo como voluntario al estallar la guerra con Francia en 1808 y luchó en la batalla de Bailén. Por su valor temerario durante toda la guerra, en la que se desempeñó tanto de oficial de tropas regulares como de jefe de partidas guerrilleras, ascendió en solo cinco años hasta mariscal de campo.
Acabada la guerra, la fama de Morillo hizo que Fernando VII pensase en él para dirigir la expedición a Venezuela que debía aplastar la rebelión independentista. Morillo reconquistó rápidamente casi todo el virreinato de Nueva Granada. Aunque derrotó a Simón Bolívar en las batallas de El Sombrero y La Puerta, no fue capaz de capturar al líder rebelde ni acabar del todo con su resistencia. Para mantener el control, dirigió la represión de los líderes rebeldes con varias condenas de muerte, por lo que la propaganda independentista difundió su imagen como la de un tirano sanguinario. Tras cinco años combatiendo sin descanso y sin refuerzos, el golpe de Riego en 1820 puso fin a los intentos españoles de reconquistar América. El nuevo gobierno liberal firmó un armisticio con Bolívar y Morillo, invicto en batalla pero derrotado en la guerra, volvió a España. Su desconfianza hacia la deriva exaltada del Trienio, que llegó incluso a encarcelarle por sospechas de poco afecto, hizo que cuando los franceses invadiesen España en 1823 para reponer a Fernando VII como monarca absoluto, Morillo pactase con ellos y se cambiase de bando. Pese a ello, marchó al exilio en Francia y solo volvió poco antes de su muerte.